La lluvia es mágica
La lluvia es mágica
Hoy me cayeron 3 gotitas en la cara mientras caminaba de regreso de la escuela.... último día de clase, el jueves es la graduación con bombo y platillo jajaja. En la tarde me salí a correr, estaba nublado, un paisaje que ya extrañaba en esta ciudad de sombras.
Allá por el Kilómetro 7 me detuve porque ya no podía más, empecé a caminar, ya estaba oscureciendo y no es buena idea quedarse en el parque. Y derrepente ocurrió, empézó con las mismas tres gotitas enla cara, se convirtió en un millar en segundos, gotas pequeñas, gotas heladas, mi cuerpo cansado y sediento se refrescó. Levanté los brazos, cerré los ojos y así me quedé parado en medio del camino. En mis párpados cerrados podía ver pequeños hexágonos de luz que se formaban cuando el agua los golpeaba desde arriba. Ya estaba empapado de sudor así que no había mucha diferencia de sentir pesadas las ropas. El viento helado me recargó las baterías. Comencé a correr con nuevos bríos y no paré hasta llegar al final de mi recorrido. Después volví a cerrar los ojos un rato. Por la calle se veía gente corriendo, apresurados por no mojarse, maldiciendo a sus paraguas que no eran suficientes para mermar este regalo de los dioses. Yo no pude evitar sonreir placenteramente y recordar cuatro palabras que tu me enseñaste a adorar: La lluvia es mágica.
Hoy me cayeron 3 gotitas en la cara mientras caminaba de regreso de la escuela.... último día de clase, el jueves es la graduación con bombo y platillo jajaja. En la tarde me salí a correr, estaba nublado, un paisaje que ya extrañaba en esta ciudad de sombras.
Allá por el Kilómetro 7 me detuve porque ya no podía más, empecé a caminar, ya estaba oscureciendo y no es buena idea quedarse en el parque. Y derrepente ocurrió, empézó con las mismas tres gotitas enla cara, se convirtió en un millar en segundos, gotas pequeñas, gotas heladas, mi cuerpo cansado y sediento se refrescó. Levanté los brazos, cerré los ojos y así me quedé parado en medio del camino. En mis párpados cerrados podía ver pequeños hexágonos de luz que se formaban cuando el agua los golpeaba desde arriba. Ya estaba empapado de sudor así que no había mucha diferencia de sentir pesadas las ropas. El viento helado me recargó las baterías. Comencé a correr con nuevos bríos y no paré hasta llegar al final de mi recorrido. Después volví a cerrar los ojos un rato. Por la calle se veía gente corriendo, apresurados por no mojarse, maldiciendo a sus paraguas que no eran suficientes para mermar este regalo de los dioses. Yo no pude evitar sonreir placenteramente y recordar cuatro palabras que tu me enseñaste a adorar: La lluvia es mágica.
