El Coma Social

Hace tres días regresé a Monterrey tras un año de estudios en Vancouver. Arrumbado en un cajón, cubierto de polvo y con la batería muerta encontré mi viejo celular. Después de cargarle la batería llegó el momento ansiado: -Vamos a ver a quien le hablo primero.

Grande fue mi sorpresa cuando al ver la lista de telefonos comenzó en mi mente una larga letanía que sonaba más o menos así: -Fulanito, Status: Casado. Fulanita, Status: Embarazada. Fulanito, Status: Tras las rejas. Fulanita, Status: Fuera del país por tiempo indefinido. Fulanito, Status: muerto. Fulanita, Status: Re-hab Fulanito, Status etc...

En ese momento fue cuando me di cuenta durante un año estuve en una especie de Estado de Coma Social. Sentí como si lentamente estuviera despertando tras algun accidente y descubrir de golpe y porrazo que el tiempo no solamente me ha afectado a mi, sino a todo el entorno que antes me era familiar.

La ausencia de la abuela, los dientes falsos del abuelo, las arrugas en el rostro del señor de la tienda de la esquina, un montón de pasos a desnivel que finalmente deshagoan la circulación de la ciudad. Los triunfos de algunos de mis amigos, los logros de otros, las derrotas de varios y la perdición total de algunas personas que aún no comprendo como puedo seguir estimando.

Ayer y hoy mi celular comenzó a sonar de nuevo. Teléfonos que recordaba vagamente, teléfonos nuevos, teléfonos que hace un año jamás hubiese contestado la llamada. Lentamente despierto de mi letargo. Poco a poco inicio mi proceso de readaptación social post-vancouver.